El Flaco y sus clases de Termodinámica
El Flaco llegó a trabajar a la misma Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes unos meses después que yo había abierto el camino a los caraqueños.
Como
yo, el Flaco cayó a compartir con un grupo
de estudiantes guaros (barquisimetanos) el apartamento de la Avenida Tres Independencia con
la calle 34 Flores, donde estaba el Restaurant Vuelvan Caras. Ahí mismo, donde Matraca (nuestro amigo
maracayero Nelson, en cristiano) sufrió el episodio de la "carne con papas
para ticket" del mesonero gocho.
Estos
bachis (estudiantes de la ULA) y prepas (estudiantes preparadores o asistentes
de profesores) eran particularmente bromistas y se lo pasaban ideando formas de
vacilar a los recién llegados a vivir al apartamento.
El
Flaco arrancaba clases a eso de las 7 am y como la Facultad le quedaba a escasa
dos cuadras, acostumbraba irse a pie a golpe de 6 am, a preparar lo último de
sus clases de Termodinámica I, en el cubículo del tercer piso del edificio
principal.
A esa
hora en Mérida aun no ha salido el sol, por lo que con la ciudad y el edificio
aun a oscuras los vigilantes de la universidad, cobijados en los bancos de la
entrada bajo sus gruesas ruanas, veían pasar al Flaco cada día sin preocuparse.
Ese día le costó levantarse más de lo normal, despertado por el reloj de la
mesa de noche. El frío merideño apretaba.
Los
vigilantes se quedaron extrañados porque el Flaco llegó a la Facultad más
temprano que de costumbre. Él los oyó murmurar alguna sorpresa, pero no le dio
importancia y siguió para la oficina.
Se
instaló en su escritorio y dale al ciclo de Carnot, al principio de que la
entropía aumenta constantemente y a la ecuación de la segunda ley de la
termodinámica. Cuando le dieron las 6.50
am, el Flaco se paró a desperezarse del escritorio y salió de la oficina con la
tiza y el borrador listo para el salón de clases del piso de más abajo.
Pero
aun no amanecía.
En Venezuela no hay estaciones marcadas, por lo que las diferencias en las horas de amanecer y atardecer son casi inexistentes a lo largo del año; si acaso algunos minutos. Se resignó a esperar esos pocos minutos para la salida del sol y el comienzo de la clase.
Pero no
pasaba nada.
Hacía más
frío de lo normal.
Cuando
pasó media hora, no salía el sol, no se aparecían sus estudiantes y con su
reloj dando las 7.00 am se dio cuenta que había gato encerrado.
Bajó a
consultar el reloj de la entrada de la Facultad y cayó en cuenta que eran las
3.00 am y que los bachis del apartamento le habían adelantado cuatro horas
tanto el reloj-despertador, como el de pulsera.
Labels: Facultad de Ingeniería, Flaco, Mérida, Termodinámica, Universidad de los Andes, Venezuela
0 Comments:
Post a Comment
<< Home