Wednesday, January 16, 2019

Brevísima parla con el XXL de Floridsdorf.




Hace unas semanas les hablé de este personaje del distrito 21 de Viena, que con frecuencia se sienta en un banco en la redoma de la intersección de Leopoldauer Strasse, Patrizigasse,  Anderer Strasse y Freytaggasse, a tomar cerveza.

 Aprovechando que el Miércoles 22 hizo buen clima, me acerqué al sitio pero el tipo no estaba.  Me fui a unas cuadras de ahí a buscar una cerveza fría y por curiosidad, me pasé de nuevo por la redoma a ver si tenía mas suerte.   Con media chela entre pecho y espalda, ya tenía mas arrojo para encarar al tipo.

-  Gruß Gott (Hola, en vienés) - fue la apertura tipo "Peón 4 Rey".

El tipo, mas colorado que de costumbre, me miró hosco, como sin creer del todo que este moreno le estaba hablando.

- Was? !!! (¿Qué?) - me ladró.

Sin aceptar el rechazo, volví con decisión:

- Gruß Gott, wo kann ich anderes bier hier kaufen? (Hola, ¿donde puedo comprar otra cerveza por aquí?)


- Was? !!! (¿Qué?)

- Möchten Sie ein Bier? (¿Le gustaría a Ud. una cerveza?)

No entendí cartesianamente su respuesta, pero en el alemán holístico-contextual, que a veces me toca aplicar, entendí algo así como "Yo tomo lo que venga!!!".

- Aber, wo kann ich bier kaufen? Wo hast du dieses Bier gekauft? (Pero, ¿donde puedo comprar  cerveza? ¿Dónde compraste esa cerveza?)

Entonces me señaló con la mano hacia la esquina:

- Da, da... (ahí, ahí) - le entendí algo así como - drei dreißig jedes Bier. (tres treinta cada cerveza).

Me pareció cara, pero me fui en la dirección señalada sin encontrar ningún negocio donde comprar las cervezas.  En eso me llamó mi mujer, que ya había salido de la dentista, y tuve que cerrar el relato.  Esperaré otro día con clima favorable y me llevaré las cervezas compradas de antemano. Los mantendré informados ;-)


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El "XXL" del banco de Floridsdorf.

Ojo, no les hablaré del cajero de algún Banco del distrito 21 de Viena, sino de un icono de la zona, quien se sienta todos los días en un banco en la rotonda o redoma, ubicada en la intersección de Leopoldauer Strasse, Patrizigasse,  Anderer Strasse y Freytaggasse.


El tipo, muy blanco, colorado, cincuentón quizás, de medidas amplias (para usar la corrección política) o XXL (en términos de talla de vestimenta) se sienta casi todos los días desde media mañana en un banco cerca de la pequeña estatua de San Juan (el del dedo señalante) y a tomar  Ottakringer o Puntigamer de medio litro se ha dicho.

En días pasados, compré unas cervezas en el Hofer cercano e iba con la intención de entablar conversación, con mi escaso alemán, con el tipo.  Tenía la duda de como iba a reaccionar a un extranjero moreno.

Cuando estaba a pocos pasos de él, el tipo miró en dirección a mí y saludó.  Yo estuve a punto de devolverle el saludo, cuando me di cuenta que detrás de mí venía otro tipo y era a quien el "XXL" estaba saludando.

Le he contado a varios amigos de otras nacionalidades, quienes han vivido en Floridsdorf y me dicen que XXL es un emblema de la zona, que lo conoce todo el mundo y que lamentablemente le cerraron el Billa que le quedaba a media cuadra.

Como tengo la intención en cualquier momento de compartir un par de cervezas con el tipo, agradezco al foro que si alguien tiene o conoce de algún impedimento o peligro, debido al cual, yo no deba acercármele, que hable ahora o que calle para siempre.

¿Alguno de Uds. lo conoce?




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Buscando el corazón de Donaustadt ¿El León de Aspern?



Desde hace tiempo tenía la curiosidad de conocer el corazón de Donaustadt, un distrito de Viena extraño para mí.  El que sufra de agorafobia o de vientofobia, que ni se acerque.  Busqué en la web y encontré vistas lejanas de los edificios de las Naciones Unidas y del resto del Vienna Internacional Center. Además fotos del León de Aspern (Asperner Löwe), en memoria a la llamada Batalla de Aspern (1809): la primera derrota de Napoleón en diez años, de la que se recuperaría dos meses mas tarde casi en el mismo sitio, con la Batalla de Wagram. 



Ya el Viena International Center lo conocía y entonces partiendo de mi centro de operaciones en Floridsdorf, tomé el Straßenbahn 25 hasta el final de la línea.  Ahí estaba el León en su centenario reposo.  Es una escultura para mi, formidable.  No es muy grande, pero me dejó muy bien impresionado.  No me hizo perder el viaje. 

Nos sentamos un rato en los bancos cercanos a departir con el León y luego tratamos de entrar al pequeño museo adyacente, pero estaba cerrado.  Aquí los museos pequeños solo abren en horarios y días limitados, por lo que veo.

Exploré la zona, tratando de encontrar algún centro de algo parecido a un pueblo y solo me rechazaron los tubos de escape de vehículos con prisa. Ni siquiera un Café al fresco para la chela de reglamento turístico :-/

Como el sitio tiene un bonito parque adyacente, es como para cuando haga buen tiempo acercarse con una botella de vino tinto, unos Semmeln , un trozo de Bergkäse y unas tiras de Bergschinken.


Entonces, ¿dónde está el corazón de Donaudstadt? 

Para muchos, me imagino que estará en el Donauzentrum.  Por ahí muy cerca están las oficinas administrativas del Bezirk.

Para los futboleros, será en la casa donde nació David Alaba.

Para los teatreros, quizás en el Theater Orpheum (Steigenteschgasse 94B) 











y para otros en esa callecita, con sus mesas bajo los arcos, de una zona mas gemütlich que el impersonal gran centro comercial.
                         



Para mí el corazon de Donaustadt, está en el Café Falk con sus mesas en la calle, casi al lado de la estación del metro Kagraner Platz, fundado en 1929, cuando las villas de Kagran, Aspern y Essling quedaban muy lejos de Viena, y donde si me pude tomar mi par de große Bier.












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Un curso de alemán en Viena.




Todo comenzó con las presentaciones. La maestra siempre promueve romper el hielo con los datos personales de cada uno de los integrantes del curso.



De entrada, las miradas de extrañeza sobre mí, de unas jóvenes, quienes luego resultaron ser Gemi (la chica catalana) e Irina (la chica rusa). Me imagino que:

- ¿Pero que hace este señor aquí? ¿Diplomático? ¿Funcionario de la ONU? ¿Empleado de la AIEA u OPEP?

serían las previsibles preguntas intercambiadas sobre mi avanzada edad, en medio de sus meditaciones sobre las órdenes impartidas por Carles Puigdemont y Vladimir Vladimirovich, en sus respectivas misiones en Viena.

Luego las instrucciones de la maestra eran elaborar unos carteles (posters en criollo) sobre nosotros mismos, en grupos de tres. Mis compañeras eran Anastasia (la joven dama griega, ¿lazos quizás con Siritza?) y Yasmin (una joven dama sueca, con conexiones en Londres y raíces en el Medio Oriente).

Cuando yo dije que trabajaba en Importación y Exportación de Maquinaria - clásico oficio de los espías de las películas - se hizo un silencio incómodo.

En el grupo 2, por otra parte, estaba Scherezada, nacida accidentalmente en Moscú, pero hija de un diplomático pakistaní, con Irina, la rusa e Ivo, un holandés, quien probablemente recibió otras órdenes del AIVD y se retiró una semana mas tarde.

En otro grupo estaban: Alejandra, la malagueña de cara sonriente, quien ocultaba hábilmente sus actividades dentro del CNI para quizás pasar información sobre Agurtzane (la chica vasca) y Gemi, la catalana; Imara, la chica húngara, encubría detrás de su tocado de una orden religiosa, parecido a la kipá judía, sus contactos con los descendientes de los Habsburgo, pretendientes al trono del Imperio Austro-Húngaro, vacío desde 1918 y finalmente, Caridad, una dama cubana, esposa de un funcionario de las Naciones Unidas.

Otro grupo estaba conformado por Odalys, otra cubana, para mi también con vínculos con el G2; Manolo, un pretendido murciano con cara de requeté y Paola, una de las italianas, esposa de un diplomático.

Y el grupo 5: Matrioska, la rusita aparentemente inocente; recopilando información bajo órdenes de Vladimir Vladimirovich, Agurtzane, la chica vasca y por último Retti, supuestamente de la Cote d'Ivoire.

Giuliana, la otra italiana del DIS, se incorporaría una semana mas tarde.

¿Cómo vinieron a coincidir este multiétnico grupo de personajes de tan diversas geografías en un mismo salón del Antiguo Hospital y hoy sede del Centro de Idiomas de la Universidad de Viena?. Quizás valga la pena preguntar a las paredes del Café Central, de esta Viena, siempre un nido de espías y de revolucionarios, desde antes de la Primera Guerra Mundial; cuando coincidían en el Café Central juntos pero no revueltos: Tito, Stalin, Hitler, Lenin, Trotski, Victor Adler, Sigmund Freud y otros.

Noté desde un principio que Irina (rusa), Gemi (catalana), Odalys y Caridad (las dos cubanas) se sentaban juntas, cerca de la ventana e intercambiaban miradas de inteligencia con Agurtzane (la vasca). Sobre ellas flotaba un halo, un no sé qué a samovar.

En mi ingenuidad característica, nunca relacioné las tentativas de acercamiento de cada una de ellas hacia mí. Uno de los primeros días, casi por azar (¿?) me vine caminando hasta la estación del U-Bahn de Schottentor con Gemi. Cuando salíamos del AAKH (Antiguo Hospital), nos tropezamos con la pícara mirada de Matrioska en su bicicleta. Días mas tarde, me encontré en la parada del tranvía hacia Schottentor a las dos cubanas y nos vinimos juntos al U-Bahn. Quizás todas pensaban que yo era del SEBIN.

Demasiadas casualidades juntas.

Manolo el murciano, posaba como músico, pero cuando intenté entablar con él una conversación sobre los compositores románticos de Viena, optó por la tangente. Me parecía que evitaba mirar a Alejandra, pero una vez los sorprendí en uno de los recesos (breaks en criollo), azorados murmurando junto a la máquina del café.

Cuando a Manolo le hablé de Von Karajan, me preguntó si ese era un delantero holandés.

Una o las dos damas italianas vivieron algún tiempo en Moscú e intercambiaban algunas frases en ruso con Irina. Y es que en esta Viena de los espías y tramas ocultas, es raro quien hable menos de tres idiomas: generalmente el idioma del país de origen, el inglés y el alemán en aprendizaje; pero también es común el español, el francés, el italiano, el serbo-croata, el ruso, el turco, el árabe, el japonés, el chino, el dari, el urdu, el hindi...

En días pasados coincidí con una joven rusa, enfundada en un elegante abrigo de visón, en una taberna griega donde celebrábamos el cumpleaños de una dama agente peruana y en un lapso de 30 segundos intercambiamos palabras en cinco idiomas: español, inglés, alemán, francés y ruso.

Yasmín permanentemente hablaba en francés con Retti y a veces conmigo. No pude evitar pensar en los remanentes intereses franceses del periodo colonial en África.

Con Sherezada, la rusa-pakistaní, me tocó hacer una tarea consistente en una semblanza de nuestras ciudades de origen respectivas y en su confusión mezclaba recuerdos de Moscú con su infancia en Islamabad. Además se mostró muy sospechosamente interesada en los detalles logísticos de Caracas.

Anastasia, Imara y nuestra maestra austriaca se quedaban unos minutos después de la clase, para quizás hablar de las sucesiones monárquicas de Pavlos de Grecia y de Karl II von Habsburg-Lothringen. ¿O era Anastasia agente de NIS griego?

En este mundo uno nunca se sabe para quien juega.

Todas estas elucubraciones llegaban a mi mente, cuando casi al final de la clase le perdía la pista al rápido hablar de Hannah, nuestra maestra de alemán.


¿Todo imaginación? Me inclino por pensar como Cortázar que: "lo mas seguro es que quien sabe".


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